Primera crítica por mi parte, qué nervios, estoy como una colegiala (jijijijijijji). Una peli perfecta para una primera vez, que va entrando (o entras tú en ella) despacito y con delicadeza.Y con delicadeza dejo caer que estamos ante el film que ganó en 2009 el Oscar a la mejor película de habla no-inglesa, que no es algo pequeño, pero bueno, no es momento de echarse atrás.
Me olvidaba de poneros sobre aviso de que esta no es una crítica objetiva, ya que tengo una debilidad insalvable por todo lo argentino y, especialmente, por Ricardo Darín. Esta predilección por Ricardo Darín, he de aclarar, no tiene ningún carácter homosexual, pero casi, y si, ahora que todavía no ha tomado su cargo Rajoy, me pidiese matrimonio, me lo pensaría seriamente. No me juzguéis por este párrafo, gracias.
Bien, entrando en materia (jijijijijijji), nos encontramos ante una película de esas que da gusto ver, buena historia, bien rodada, buenas actuaciones... Por supuesto papelón de mi querido Darín, que durante toda la cinta intenta y consigue (con la ayuda de Campanella) hablar con los ojos. Vale, en realidad Campanella consigue que hablen las miradas de todos los personajes, pero ya dije que no puedo ser objetivo, ¿no?
Sigo, que me voy por las ramas, "¿Cómo vivir una vida vacía? ¿Cómo vivir una vida llena de nada?", se pregunta Expósito (Darín), que intenta escribir su novela, lo que no se pregunta es cómo el "TEMO" que su subconsciente le dicta, ha logrado dominarle hasta vaciar su vida.
No es hasta que vuelve de Jujuy (un nombre precioso para una provincia, ¿qué pasa?) que afronta el pasado y habla con su mayor temor: Irene (Soledad Villamil) sobre esos temores que les alejaron y sobre los que siempre temieron hablar; mierda, ¿queda claro? ...No sé yo...
Sintetizando, la peli es una transición del "TEMO" al "TEAMO" de Expósito. Un reencuentro con ese "todo" que deja en la estación, con su vida, una reconciliación con su pasado para mirar al futuro, porque, no se si os dais cuenta, pero:
"El tipo puede cambiar de todo, de cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de Dios. Pero hay una cosa que no puede cambiar (tú), no puede cambiar: de pasión."
Dice Sandoval en uno de esos momentos de esplendor ebrio, inspirado por el whisky barato bajo una luz que le hace parecer algo a caballo entre un santo y un alcohólico convencional (aunque cada vez veo menos clara la diferencia). Y para Expósito, la pasión, es Irene.