martes, 27 de diciembre de 2011

Brazil

Pedimos perdón por el tiempo sin actividad, el espíritu navideño nos absorbió. 
La peli de hoy es Brazil, dirigida por Terry Gilliam, ex-Monty Python. El film tiene dos claves: el mundo burocratizado, absorbente e inexpugnable, totalmente kafkiano; y el humor, que se mueve entre el humor negro detectivesco y el absurdo, al estilo de los Monty Python. 
La historia se desata con un fallo burocrático que, aparte de una muerte (cosas sin importancia), lleva al protagonista a conocer a la chica de sus sueños (LITERALMENTE) y en el camino se convierte en un enemigo público. Pero tampoco es plan de spoilearos, que esta película es de esas que merece la pena ver sin saber qué te vas a encontrar. Solo adelanto que el terrorista es un fontanero de origen  italiano, pero no es Super Mario.
En la sociedad que Gilliam nos muestra, los procesos burocráticos absurdos son el pan de cada día, pero hay que reconocer que son un rato graciosos. Entre formulario y formulario vemos un mundo frío y deshumanizado, en el que, por poner un ejemplo, a los presos se les fuerza a confesar bajo la promesa de que una confesión hará que, el crédito que les obligan a pedir para pagar su estancia en prisión, tenga un tipo de interés menor. Esclavos de los préstamos, no se de qué me suena...

Aparecen buenos actores en la película, muchos británicos, como el protagonista Jonathan Pryce, cuya cara de oficinista le hace perfecto para este papel. O Bob Hoskins, que tres años después sería el detective que descubriese ¿Quíen engañó a Roger Rabbit?. También sale Robert De Niro haciendo un papel secundario, cosa de esperar, ya sale en todas las películas habidas y por haber. Y sí; no se duda que lo clava.

He aquí el prota, que es un nadie anónimo dedicado a su burocracia, que es nada
Concluyendo, una película con risas, tensión, algo de acción, hace pensar, estéticamente muy potente, entretenida... lo que se dice completa. Para mí, una de esas imprescindibles que he descubierto tarde, así que eso, a preparar las palomitas y verla, que es tiempo bien invertido. 
P.D.: Si véis síntomas evidentes de que vuestra sociedad lleva este rumbo HUÍD.
P.P.D.: No os asustéis al ver neones por todos lados, en los 80's se consideraban guays, no meros indicadores de casas de furcias.

martes, 13 de diciembre de 2011

Midnight in Paris

Si se ha hecho usted demasiado mayor para tartamudear, contrate a un joven que tartamudee por usted... y a rodar. Eso es lo que ha hecho  en esta original y divertida obra el genio de Brooklyn, en la que ayudado por un desconocido pero no muy brillante Owen Wilson transporta a su público a la maravillosa Paris en un curioso viaje en el tiempo. 

De notable el atrevimiento. Gustará mucho a los amantes del arte, de la pintura y la literatura, especialmente a los que entienden y conocen a sus autores, pues podrán conocer de la mano del propio Allen, su visión de los mas grandes. Entre ellos por cierto, más de un español ilustre., y más de dos y de tres... Quizá merezca especialmente por ello la pena verla en v.o.

Si hubo un tiempo en que se dijo que Allen era el director americano más europeo,  pero nadie se atrevió a confirmarlo al desarrollarse sus mejores cintas en su siempre querida NY city, ya no cabe duda de ello.   Sus últimas películas se han rodado en Inglaterra, Barcelona, Oviedo (dónde además  le hicieron una estatua), París en el caso de Midnigh in Paris, y actualmente se encuentra rodando con Penélope Cruz y Roberto Benigni en Roma, entre productoras italianas y españolas. 

Esa preciosa ciudad llamada París, decadente y bohemia que nos trae el que fuera el Woody más famoso del cine hasta el estreno de Toy Story, será dificil de reconocer hasta para los propios parisinos. La fotografía cuidada (a cargo del genio encargado de la fotografía de Se7en o Funny Games) y el vestuario componen una postal de época digna de recuerdo. Falla el desenlace, pero ya se sabe que no es precisamente el fuerte del director atar bien sus historias. Las deja volar fantasiosamente y el resultado, aunque no será igual de bien visto por todos, es sin duda genuino.

Picasso, Hemingway, Scott Fidgerald, Dalí, Buñuel... todos ellos en una misma película y desde el punto de vista de Owen Wilson, o lo que es lo mismo, de otro genio contemporaneo; Woody Allen.



domingo, 11 de diciembre de 2011

Gran Torino


El director de cine contemporáneo con sabor a cine clásico, Clint Eastwood, sigue dejándonos boquiabiertos con cada una de las historias de la américa real que traslada a la pantalla. Gran Torino es una historia tan estremecedora como cotidiana en ese vasto país que es EE.UU. En un país donde la mezcla de razas provoca tantos sentimientos de odio y tanto miedo entre las personas, el tito Clint nos trae su particular western de los barrios de norteamérica.

Eastwood se mete en la piel de Walt Kowalski, un llanero solitario en un barrio en el que George Bush necesitaría al Equipo A como escolta para moverse por la calle. Veterano de guerra y muy tradicional, Walt, vive en un continuo refunfuño. La muerte de su esposa acaba con su vida, y no sabe que las personas más inesperadas van a volver a dársela. Los nuevos vecinos, una familia de asiáticos de la etnia "mon", entablarán una curiosa relación con su tradicional "neighbour".

A partir de ahí, la historia ofrece la posibilidad de ver a Clint poniendo las caras más amables y también las más amargas. El racismo, los jóvenes que se pierden en las bandas callejeras, los prejuicios... la américa real de manos de un genio del cine como Eastwood. Clint ofrece una interpretación más que correcta, acorde con su físico y con su trayectoria. Es como si Harry Callahan, William Munny, o todos los pistoleros del desierto de Tabernas, se hubiesen retirado y miraran con asco y frustración la mierda de vida que les jode la vejez. Con ese lenguaje tan duro es como se retrata la película. Eastwood no hace concesiones, todo directo, como su cine, directo y elegante. La cámara no tiembla y Clint nos vuelve a demostrar por qué es el mejor disparando tras y delante de ellas. El resto del reparto muy correcto, desde el joven cura que "no sabe nada de la vida", hasta los hermanos "mon" y el peluquero "espaghetti". Buena banda sonora del hijo de Eastwood y una fotografía muy cuidada como en todas las películas del director.

Una peli para ver con garra, de esas que te enganchan, que no te sueltan, te vapulean al final y te provocan en el nudo. Hay tiempo para las risas, para la tensión, y para la lágrima, por qué no. Una buena velada con Clint sin dudarlo, no será su mejor película, pero es puro Eastwood, es la américa real.

¿Qué tramáis morenos?

sábado, 3 de diciembre de 2011

Blow

Tranquilos queridos amigos, no voy a escribir sobre la insoportable Blow Up, no no no, quitarle el Up y os quedará una filme bastante apañadito, entretenido y hasta melancólico.

La película esta dirigida por el malogrado Ted Demme, el cual consigue meternos en la piel de George Jung, un jovencito de una familia arruinada de la costa este que decide mudarse a California a probar suerte. El actor encargado de meterse en su piel es el (siempre bajo mi extraña opinión) talentoso Johny Deep, un actor de mil caras y que ha conseguido emocionarme en muchos de sus papeles. El joven George acompañado del gran (en el sentido literal y explicito) Ethan Suplee llega a California y se mete en el mundo de la droga, acaba en la cárcel donde conoce a Diego, interpretado por un, extrañamente en este caso, sobresaliente Jordi Mollá. Una vez en libertad ambos se meten en un oscuro negocio de drogas que os dejaré descubrir cuando veáis la película.


El argumento es una historia real. La historia nos sitúa en pleno estallido de la droga en los 60 y 70 de los Estados Unidos, nos muestra la parte cómoda de este mundo; el lujo, el dinero rápido y fácil y una vida de excesos. Aunque también nos muestra el destino al que te lleva esta vida; La muerte o la cárcel.

Es una historia enternecedora en la cual George tarda 40 años en darse cuenta de que el dinero fácil y el ser el mejor no es lo importante, y que ambicionar el mundo sin tener el talento de conquistarlo es una quimera que puede acabar con tu vida.
Que esta película consiga transmitir se debe gracias a una soberbia actuación (una más) de Johny Deep, el que se marca un espectacular papel durante una hora y media. También actúa como madre pasional y toxicómana Penélope Cruz, la cual me deja ese sin sabor de casi todas sus películas. Aparece Ray Liotta, que realiza un notable papel como padre de George.

Lo dicho; apañadita, bonita y entretenida. Una buena película

jueves, 1 de diciembre de 2011

Johnny cogió su fusil

Johnny cogió su fusil, ah no, que no tenía brazos...
No nos engañemos, la peli es un locurón, se basa en recuerdos y sueños de un protagonista que, es básicamente, un trozo de carne con un cerebro. Johnny fue herido en la Primera Guerra Mundial por una bomba y perdió los brazos, las piernas, los ojos, la nariz, la boca, el oído... bueno, básicamente le quedan intactos los órganos del tronco, el cerebro y el pene (puedo cambiar este término pro cualquiera de los mil nombres que tiene, según gustos). Pues eso, Johnny cogió su fusil, y ahora está bien jodido, el único sentido que le queda es el del tacto, es decir, siente presión, frío y calor.

Visto el punto de partida de la historia (y a veces tras ver el final) la gente puede pensar que el tema central de la película es la eutanasia, los dilemas éticos de los científicos, o simplemente el antibelicismo, sin embargo sacar esa conclusión es no entender una película como esta. Lo que hace grande a este film es la cantidad de temas que trata y lo que se profundiza en ellos.

No se trata de una película antibelicista sin más, no es un ataque a la guerra en sí, es un ataque a los que causan las guerras, y no solo a ellos, también es un ataque a la ignorancia de los jóvenes patriotas que luchan en ellas. Un llamamiento a la base pobre del sistema a abrir los ojos, a ver que no están realmente luchando por la libertad y la justicia como dice el hombre con influencias del sueño navideño en la panadería con un "¡Feliz navidad, soy el jefe, esto es champán!" de fondo.

Esta película es, sin duda, un pequeño manifiesto ideológico de Dalton Trumbo. Emana ese socialismo que hizo que tuviera sus más y sus menos con el Comité de Actividades Antiamericanas en la época de McCarthy en la CIA y, a parte de pasar un tiempecito a la sombra, tener que escribir sus guiones bajo seudónimos, como en el caso de Espartaco.

Es en los sueños donde realmente se desvelan las intenciones del director (además de dejarse ver la mano de Buñuel, que ayudó a Trumbo con los sueños), con un enorme Jason Robards en el papel del padre de Johnny, dándonos las claves de la carga ideológica de la película con perlas como su conversación con su hijo sobre la democracia: 

-"¿Qué es la democracia?" 
-"Pues no creas que yo lo entiendo muy bien... Como cualquier otra clase de gobierno, tiene algo que ver con que los jóvenes se maten unos a otros, me parece." 
-"¿Y por qué no se matan los viejos?" 
-"Porque los viejos tienen que mantener el fuego en sus hogares.
 -"¿Y eso no lo pueden hacer los jóvenes?" 
-"Los jóvenes no tienen hogares, por eso van a matarse unos a otros."

Estamos sin duda ante una de esas películas que hay que ver una vez en la vida, que no te dejará indiferente. Para mi gusto impresionante desde la crudeza y la duración de las escenas en las que solo ves una cabeza que se mueve entre un montón de sábanas mientras escuchas sus pensamientos, hasta la irrealidad del mundo de los sueños, con Donald Sutherland interpretando a un Jesucristo que lleva en tren las almas de los fallecidos. O te encantará o la odiarás desde el sueño profundo si no consigue engancharte, pero verla, hay que verla.