viernes, 31 de mayo de 2013

Luces, cámaras, sexo, drogas y rocanrol


Este artículo contiene grandes dosis de buenrrollismo y buena música. No es porque lo haya escrito yo, que también, pero juro que merece la pena irse parando en los videos con los altavoces bien altos.

Hace años que se conocen. Desde que el rey Elvis saliera de la cárcel a golpe de guitarra en Jailhouse Rock. Corría 1957 y la música popular llamaba a las puertas del paseo de la fama de Hollywood. A Hard day´s night, protagonizada por nada menos que Los Beatles en 1964, se encargó de abrirle las mismas de par en par al más polifacético de los géneros musicales.



Se abre el telón. Y desde entonces, el rock ha convivido con el séptimo arte en una armonía convertida habitualmente en simbiosis. Pues que sería de Rocky Balboa sin su Eye of the Tiger, de la gran Easy Rider sin Smith poniendo notas a sus viajes en moto, o de Jack Black sin su School of Rock. Y dicho sea de paso, brindo por ello. Porque las escenas mas chulas de muchas películas llevan consigo las notas de mis grupos preferidos, y eso es impagable.



La música, el rocanrol en este caso, es capaz de describirnos a un personaje, capaz de engrandecer una escena o de convertir otra en memorable. Empecemos con algo que hemos hechos todos, rock and roll en el coche.



Sin duda es otro concepto de Radio María. No se si quedarme con este mítico percance de El Nota en El Gran Lebowsky de los hermanos Coen al ritmo de Looking at my black door de Creedence Clearwater o con la majestuosa, soberbia y épica Bohemian Rhapsody de Queen en la comedia Wayne´s World. Si bien el duelo entre ambas se lo lleva claramente la cinta de los Coen, la música convierte a la segunda en una escena sin desperdicio.




El tema de Queen sirve además a modo de intro de la película. Aunque para intros rockeras no hay duda, si Smash Mouth y su All Star en el opening de Shrek me lo permiten y el señor Rubio no me recuerda el paseíto de Reservor Dogs, diré que para encontrar mi intro rockera preferida hay que trasladarse a Escocia para que Iggy Pop nos amenice con uno de los momentos más icónicos del cine de los ´90. Trainspotting´s Choose live y la adicción a la heroína.


Guns n´roses en Terminator 2, David Bowie en Zoolander... La lista es interminable. Pero en este post no podía faltar el momento más mágico en lo que al metarock en la gran pantalla se refiere. Marty McFly en Regreso al futuro toca lo que para él es un clásico, Johny B Good... jamás escuchada por el público de 1955. 



Flea, cantante de Red Hot Chili Peppers, aparece por cierto en Regreso al Futuro III... y no es el único. Ozzy Osborne, entre reallity y aperitivo de murciélagos hace su aparición estelar en Little Nicky. Bruce Springsteen hace lo propio en Alta Fidelidad y el enorme Keith Richards, guitarrista de los míticos Rolling Stones, además de subirse a cocoteros interpreta al padre de Jack Sparrow (Johnny Deep) en las secuelas de Piratas del Caribe.

Un post aparte habría que hacer (quizá lo haga un día de estos) para hablar de los Soundtracks de Mr. Quentyn Tarantino. Capaz de redescubrir clásicos y poner de moda canciones solo con que aparezcan en sus películas. Este mítico baile entre Uma y Travolta da buena cuenta de ello.




Como cierre final, como última canción, no puedo irme sin hablar de la cantidad de guiones e historias que el rock ha aportado al cine. Decenas, cientos de cintas, muchas de ellas biopics, han servido a guionistas y directores para adentrarse en el mundo del cuero y la guitarra. Desde la lenta y melancólica Last Days de Gus van Sant abordando los últimos días de vida de un malogrado Kurt Cobain, hasta la exagerada Sid and Nancy con Gary Oldman interpretando al cantante de Sex Pistols en un alarde de gamberrismo punki.




Oigo la ovación del público desde el camerino así que vuelvo al escenario para hacer un bis y dedicar el post a todos aquellos que ven buen cine y oyen buena música. Y también a los que no. También a mi compañía discográfica, a mi manager y a las miles de grupis que me siguen a todas partes. 



domingo, 21 de abril de 2013

Black Mirror: El himno nacional (Cap.1)


Aunque esté llegando ahora en 2013 a España, el primer capítulo de Black Mirror se emitió en su país de origen, el Reino Unido, ya en 2011. Se tratan de capítulos no relacionados entre ellos, cuyo único factor común es la ambientación en distintos futuros postmodernos, en los que el mundo humano se ha moldeado en torno de la llamada tecnología 3.0.

El primer capítulo, incluso habiéndolo visto un año y medio después de su emisión, es un mazazo por su verosimilitud. La historia que nos cuentan es la de un mundo, más o menos por las fechas en las que vivimos, en el que alguien secuestra a la popular y solidaria princesa de Inglaterra.  Lo sorprendente de este secuestro son las exigencias que le llegan al Primer Ministro británico: se le exige que, si quiere volver a ver con vida a la princesa, mantenga en vivo y en directo relaciones sexuales completas con una cerda. No, no estoy siendo machista, con una cerda, literalmente, de las que hacen oink y se revuelcan por el barro.

El mazazo nos golpea porque nosotros no nos identificamos con el señor Primer Ministro, ni con la secuestrada, como espectadores nos identificamos con los espectadores de dentro de la historia. Espectadores que difunden el vídeo del secuestro utilizando medios que nosotros usamos cada día como Youtube, Facebook, Twitter, etc. Que mediante esta difusión obligan a los medios de comunicación tradicionales a convertir las intenciones del secuestrador en noticia internacional (pese a las presiones desde el gobierno) y que, realmente, esperan con más curiosidad morbosa que repulsión que el Premier tenga una noche loca con una cerda. Espectadores que además se sienten seducidos por poder ver en directo un acontecimiento de semejante magnitud.


Es una reflexión sobre la insensibilidad del espectador, y a la hipervisibilidad que se intenta dar desde el mundo político, hipervisibilidad que, en el momento que algo escapa de su agenda, se convierte en un arma de doble filo. Es una crítica a la brutal importancia de la imagen mediática en el mundo postmoderno, llegando a estos extremos, en los que se mide la capacidad de sacrificio de un político para contentar a la opinión pública (hoy mismo echaban por la tele un reportaje, lamentable por cierto, sobre algo llamado "Caso Hormigos" en el que nuestro ministro de justicia decretaba cambios en el código penal por el impacto de unos titulares veraniegos). En definitiva estamos ante una propuesta realmente turbadora, que crea malestar en el espectador, sin dejar de ser absorbente. Todo esto compensa (si te gusta pensar) con el rato de reflexión al que te obligas al terminar este capítulo piloto.

Acabando, Black Mirror es uno de los grandes descubrimientos que el equipo de asesoración seril (¿seril o seriil; o serieil?) me ha brindado este año 2013, o estos 4 meses que van. Capítulos cortitos, que atrapan, impactan, perfectametne realizados y que, además, hacen pensar. El hecho de que no tengan una historia común ayuda a la gente de poca voluntad, como un servidor, a no gastar la mitad de su tiempo vital viendo series (maldita The Wire). Pues eso. Que estoy muy orgulloso de no haber spoileado casi.

domingo, 14 de abril de 2013

Tierra y libertad (14 de abril)


Así porque sí, sin venir a cuento y sin ninguna relación con la fecha, cosas de la casualidad y del cosmos (macrocosmos y microcosmos, por no discriminar), pues como que cae una reseñita de Tierra y libertad, esa película inglesa de hace 18 años sobre nosequé guerrilleros en un país del sur de Europa. (Aquí para ver online https://www.youtube.com/watch?v=3tKg2s-ASV0)

Ken Loach es un tipo peculiar, inglés, comprometido socialmente, enamorado de los guerrilleros y con Trotsky en la cabeza. Y claro, de este amor a los guerrilleros nace Tierra y libertad, que es una viaje por una España envuelta de lleno en la Guerra Civil.

El protagonista de la película es David Carr, un británico miembro del Partido Comunista que, viéndose sin comunistas y anarquistas en las calles de Barcelona, de la propaganda estalinista y los intentos del Partido Comunista de España de fortalecer su poder dentro del bando republicano... Pero, sobre todo lo demás, acaba enrolado en el frente de Aragón en una milicia del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista), cercano al trotskismo (igual no es casualidad que sea la ideología del director).
empleo en su país, y totalmente comprometido con la lucha contra el fascismo, se une a la Brigadas Internacionales para luchar en la Guerra Civil Española. David llega a España y comienza un viaje que le llevará ante todos los vicios y las virtudes de la parte más libertaria del país. Es testigo directo de las disputas entre

En el frente aragonés se enamora de otra miliciana, una española llamada Blanca (Iciar Bollaín, ahora directora de cine). Tras unos incidentes en los que se ve apartado del frente, vuelve con su milicia y asiste a otro de esos momentos para enmarcar, en el que liberan un pueblecito (se intuye que situado en el Bajo Aragón, por Teruel). Este pueblecito será protagonista de uno de esos momentos que solo se dieron unos pocos meses durante la Guerra Civil en esta zona de Teruel: la colectivización y la puesta en marcha de un modelo comunal.

Este ambiente que consigue Ken Loach se debe en gran medida a una gran carga de improvisación. En una de las escenas con más peso en la película, una en la que hay una asamblea para decidir si se colectivizan las tierras del pueblo o no, actores y habitantes reales del pueblo mantienen una conversación casi real, en la que campesinos de a pie expresan lo que sienten respecto a su situación. En este caso el director se apoya en la realidad y en el caos para recrear una época turbulenta y cruda, en la que gente acostumbrada a servir tomó las riendas de su vida para acabar perdiéndolas en muy poco tiempo.


Todo este peculiar proceso creativo tiene como resultado una película que puede parecer deshilachada, con pasajes poco relacionados entre sí. Pero es sin embargo esta forma de crear la que le da la capacidad de transmitir esa fuerza que oculta, que no es ni más ni menos que la fuerza de las convicciónes y la alegría de la libertad.

miércoles, 10 de abril de 2013

Cine Doré

Hace unos días estuve, a raíz de un trabajo para al universidad, en la Filmoteca de Madrid. Con la intención de entrevistar a un proyeccionista (terminada la entrevista me quedó bien claro que el término correcto es operador de cine), me pasé por la sede, un palacete de principios del sigo XX, al lado de la boca de Metro de Antón Martín. Es fácil de reconocer por las enormes letras que rezan "Cine Doré" en la fachada principal.

El caso es que me pasé por allí, sin saber concretamente a quién iba a entrevistar, y sabiendo que el ratito que hablase conmigo dependía de su voluntad. Finalmente el entrevistado fue Juan Carlos Sánchez Lázaro, proyeccionista (operador de cine) con más de 30 años de experiencia. La entrevista, como no podía ser de otra forma, empezó tratando sobre su trabajo y acabó en una charla sobre cine (allá donde fueres trata de absorber sapiencia cinematística). Acabada la entrevista, para mayor satisfacción, me ofreció una visita por todos los recovecos del Cine Doré.

No veáis que gusto darse una vuelta por todo el edificio, pudiendo tomar fotos. Si ya el vestíbulo es interesante de ver imaginaos poder entrar a las salas cuando no hay proyección. Empezamos dando una vuelta por la sala "pequeña", la Sala 2. Además del patio de butacas Juan Carlos tuvo la amabilidad de enseñarme la sala de proyección, un rinconcito a mi parecer lleno de proyectores y otros cachivaches desconocidos, pero que parece ser que todavía había más en la sala grande.
Cine de verano

Por una escalera de caracol que salía de la Sala 2 (la "pequeña") subimos al Cine de Verano. Esa tarde lluviosa de marzo lógicamente no estaba montado, pero la pinta era buena: un patio en el centro de Madrid, con una pantalla en la pared del fondo y su barecito para echarse unas cañas cuando el calor aprieta, suena a acierto.

Desde allí, cruzando por fuera del edificio, se accede a la sala de proyección grande, desde la que se proyecta en la Sala 1. En este cubículo (del tamaño de una habitación y media en realidad) me percaté de que, realmente, hay un montón de maneras de proyectar. Aparatos de todas las formas y colores por todas partes, desde el proyector de 35mm (un armatoste enorme) hasta el proyector digital vía disco duro, pasando por sistemas que nos suenan más, como el DVD, etc. En la Sala 1, debajo de donde me encontraba, estaban proyectando una de Juan Luis Galiardo (no recuerdo cual). Mientras Juan Carlos me comentaba que tenía pendiente de revisión Cinema Paradiso, , para una excursión de un grupo de un colegio que iba a pasar por allí en unos días. La verdad que si su objetivo es que los niños adoren su trabajo, esa peli es perfecta, y si es enganchar a los niños al cine, ¡más aún!


Antes de irme, en que terminó el pase que estaban dando, pude ver el que es quizás el lugar más espectacular del edificio, la Sala 1. Centro de actividad de lo que en su época de cine de reestrenos la gente apodaba "El Palacio de las Pipas", de la Sala 1 solo se puede decir que es grande, muy grande, y espectacular. Y, además, tuve la suerte de poder verla vacía y echar fotos como estas.




Venid, porque merece la pena.

martes, 12 de marzo de 2013

Ser "chico Almodóvar"

Los amantes pasajeros con Almodóvar agarrando de la pechera a Javier Cámara y De la Torre mirando lascivamente.

Para bien o para mal, Pedro Almodóvar vuelve a estar en boca de todos. Su último film no ha calado entre la crítica y el público como se esperaba. Tras un explosivo trailer, Los amantes pasajeros se había convertido en un cita preferente para los fans del manchego. Pero tanta expectación es contraproducente en la mayoría de los casos y Pedro no ha logrado una obra acorde a su leyenda.

Con un reparto coral, Los amantes pasajeros pone en la palestra de nuevo a Javier Cámara y a un "primerizo" con Almodóvar: Carlos Areces, además de un reparto masculino con nombres como los de Antonio de la Torre, Hugo Silva, Miguel Ángel Silvestre, Jose María Yazpik, Guillermo Toledo o Antonio Banderas entre otros. Resulta curioso pero, Pedro se pierde cuando le da el protagonismo a personajes masculinos. La complicada La piel que habito (con Antonio Banderas) o la fallida La mala educación (con Gael García Bernal, Fele Martínez y Javier Cámara) son ejemplos de esta carencia del director al dar el mando de un film a un hombre. Solo la exitosa Hable con ella (con Javier Cámara y Darío Grandinetti) ha conseguido rayar con las grandes obras del maestro.

Carmen Maura, Cecilia Roth, Penélope Cruz, Marisa Paredes, Lola Dueñas... todas han sido "chicas Almodóvar" y hay pocas actrices españolas que no aspiren a ello en sus metas. Pero tanto como ellas, los "chicos" de nuestro cine también quieren ser de Almodóvar. Por ello vamos a ver quiénes han representado a los hombres en el mundo Almodóvar con más éxito o con más repercusión.

Antonio Banderas: Sin duda es el "chico Almodóvar" por execencia. Un icono de nuestro cine en el panorama internacional y la gran estrella de cualquier cartel patrio. Comenzó con Laberinto de pasiones  (1982), pero sus apariciones más destacadas han sido en Matador (1986), La ley del deseo (1987), Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988) y Átame (1990). 
En La piel que habito (2011) realiza su mejor interpretación con el manchego. Aparece en Los amantes pasajeros en calidad de cameo, como operario de pista en el aeropuerto. 




Javier Cámara es el otro gran "chico Almodóvar", aunque este con unos papeles más sensibles que Banderas. Despuntó con Hable con ella (2002) y continuó su sociedad Almodovariana con La mala educación (2004) y la actual, Los amantes pasajeros.

El chico tímido del cine español sabe hacer reír pero también llorar y estremecernos.


Dario Grandinetti fue Marco en Hable con ella. Una magistral actuación del argentino que no ha vuelto a colaborar con Pedro ni se ha prodigado en nuestro cine como podía parecer tras su protagonismo (compartido con Cámara) en la cinta.

Tan serio como sensible, Grandinetti soltó las lágrimas más sinceras del cine de Almodóvar ya fuera viendo una representación teatral o sufriendo con su amigo Benigno (Javier Cámara).



Javier Bardem colaboró con Almodóvar en la policíaca Carne Trémula (1997). El oscarizado actor compartió rondas policiales con el recientemente fallecido Pepe Sancho, que consiguió el Goya a mejor actor de reparto por este film. Ya apareció en Tacones lejanos (1991), con Miguel Bosé como compañero masculino en el reparto.



Eusebio Poncela, un grande de la interpretación denostado por su excesivo modo de vida y sus convicciones personales. Este curioso actor compartió el protagonismo de La ley del deseo con Banderas en una actuación muy a su estilo: erótica y potente. Ya apareció en Matador.

Un "chico Almodóvar" en la vida real, que no se ha vuelto a aparecer por una producción del manchego.


Gael García Bernal protagonizó La mala educación en un personaje marcado por el pasado que se travestía y aspiraba a encontrar el éxito en el mundo de la interpretación. Compartió la primera plana con Fele Martínez y Javier Cámara en esta cinta que no obtuvo el reconocimiento esperado.

Actor de relumbrón internacional para Almodóvar que tampoco ha repetido en otros films. Su caracterización como travesti recuerda a la de Toni Cantó (quién te ha visto y quién te ve) en Todo sobre mi madre (1999), que nos supo a poco.
Lluis Homar es el "madurito" de la lista. Con su papel protagonista en Los abrazos rotos (2009) consiguió la consolidación como actor en nuestro país y un reconocimiento unánime de la crítica con su papel, que no se vio reflejado en las nominaciones y premios. Aparece también en La mala educación en un papel mucho más pequeño.

Lo clava haciendo de escritor invidente y demostrando que para hacer de ciego no hace falta exagerar los gestos hasta la saciedad (apunte Pacino).



Y no podemos olvidar (y no podré perdonar) la cantidad de grandes actores que han sido desaprovechados en la filmografía de Almodóvar como: Fernando Guillén (en Mujeres al borde de un ataque de nervios y Todo sobre mi madre), Fernando Fernán-Gómez (impactante en Todo sobre mi madre), el mencionado José Sancho (aprovechado en Carne Trémula pero fugaz en Hable con ella), Antonio de la Torre (en Volver) e Imanol Arias (en Laberinto de pasiones), amén de otros grandes como Eduard Fernández, Emilio Gutiérrez Caba, Karra Elejalde, Nacho Novo, Juan Fernández...





viernes, 8 de marzo de 2013

Shirley MacLaine: La mirada más optimista del cine

Hoy me gustaría hablar sobre una de esas actrices que ves en la pantalla y te enamoran, una de mis actrices más favoritas de la historia del cine, Shirley MacLaine. Nacida en Richmond (Virginia), cumplirá pronto 78 años, todavía en activo, ahora en la serie británico-estadounidense Downtown Abbey.

En Downtown Abbey
En el cine desde los 21 años, ha conseguido lo que pocas consiguen, prolongar su carrera durante más de medio siglo. ¿Su secreto? Pese a que, en su juventud, era una de las mujeres más guapas que he podido ver en la pantalla, consiguió imponerse por su calidad como actriz, y no por su físico (que no desmerece nada). Por esto esta monada de chica, aún cuando se convirtió en una monada de mujer, y más tarde se convirtió en una señora entrañable y respetable, siguió teniendo papeles más o menos importantes, ya sea en la pantalla grande o la pequeña.

Sin duda esa mirada simpática y curiosa, además de su desparpajo ante las cámaras, le valieron ser la mejor pareja de Jack Lemmon (con permiso de Walter Matthau). Aún me atrevería a ir un poco más allá, fue un vértice de, para mi, un de los mejores triángulos cinematográficos que ha tenido la historia del cine: Jack Lemmon - Billy Wilder - Shirley MacLaine.
Y de ese triángulo vinieron dos joyitas como no se han vuelto a hacer: El Apartamento en 1960 e Irma la Dulce en 1963. Dos de esas pelis que, si no estás acostumbrado al cine clásico, te encantan igual. Primero, en El Apartamento, este triángulo fascina en blanco y negro y, tres años después, en Irma la Dulce, fascina en color. Todo es perfecto, Billy Wilder convierte en maravillas las historias más sencillas, Jack Lemmon es el perfecto pringado, y Shirley MacLaine, simplemente enamora.   A la derecha Irma la Dulce >
Otra de las apariciones de MacLaine que me encantan está en Being There (Bienvenido Mr.Chance en castellano) en 1979. Más madura, ya con 45 añitos, se enamora de Peter Sellers, literalmente un idiota. Pese a tener casi 15 años más a sus espaldas conserva ese encanto que tenía en su época con Billy Wilder, y que mantiene hoy, que han pasado 53 años desde El Apartamento y, esperemos, que no le abandone nunca.

Y esto es todo, solo quería rendir un pequeño homenaje a una de las actrices vivas a la vez más importante y menos tenida en cuenta cuando se habla de las grandes mujeres en el cine. Por cierto, ¿sabíais que es la hermana mayor de otro mito del cine como Warren Beatty?
La ascensorista de El Apartamento posa junto a Clyde Barrow

lunes, 4 de marzo de 2013

Al borde del suicidio (The Sunset Limited)



The Sunset Limited es, aunque parezca increíble, un telefilm. Esta joyita underground es una película hecha para televisión, eso sí, por HBO. ¿Qué tendrá HBO que todo lo hace bien? Quién sabe, pero desde luego proyecto que llevan a cabo proyecto que adoro. No les basta con hacer la mayoría de las mejores series, sino que además sacan una peli como esta que, fácilmente, se merienda a la mitad de las grandes producciones del año.

Al borde del suicidio es como se tradujo el título en España, imagino que para que nos demos cuenta de que es un telefilm, y por tanto debe ser emitido en El Triple Tres: en Antena 3, a las 3 y 3 veces al año. Quién sabe, la cosa es que está bien eso de que el título te diga "¡Ey, soy una peli sobre alguien que se quiere suicidar!".

Qué sorpresa os vais a llevar cuando os confirme que sí, va sobre un profesor de filosofía (Tommy Lee Jones) que se quiere suicidar y es salvado, contra su voluntad, por un vitalista exconvicto (Samuel L. Jackson). Lo interesante de la película es que se desarrolla entera en el salón de la casa del religioso. Hora y media en una sola localización, con dos personajes conversando, eso es todo.


Esto durante hora y media
Y no hay lugar para aburrirse, ahí es donde te das cuenta de la calidad que envuelve a la película en todos los aspectos. La calidad de la escritura de la obra de teatro de Cormar McCarthy y el acierto en la adaptación del guión. La confirmación de la calidad de Tommy Lee Jones tras las cámaras, que consigue el más difícil todavía: variedad visual; cuando durante la hora y media de metraje ves dos caras y cuatro paredes que se repiten una y otra vez. La calidad en la increíble labor frente a las cámaras de Tommy Lee Jones y Samuel L. Jackson, dando vida a los dos personajes y, sobretodo, dando vida a los diálogos. 

Advierto que, si decidís ver The Sunset Limited (¡hacedlo!), sin que os deis cuenta, puede que acabéis empapandoos de algún que otro argumento de peso para suicidarse. Este blog no se responsabiliza de posibles autolesiones.

Se ha ido Pepe Sancho

Se ha ido un grande. DEP

jueves, 28 de febrero de 2013

El Atlas de las Nubes



Ayer salí del cine bastante confuso a pesar de saber a lo que iba; La nueva película de los hermanos Wachowski (conocidos mundialmente por ser los chalaos que idearon Matrix). Escrita, dirigida y producida por ellos mismos. Basada además, en una de las novelas más complejas de la ciencia ficción reciente, Cloud Atlas (El Atlas de las Nubes)

Tengo la impresión de haber visto algo que podía haber sido una obra de arte y se ha quedado en esperpento. Muchachos, se os ha ido la olla. Me gusta la ciencia ficción y me gustan las películas ambiciosas, pero esta película es un despropósito. Cuenta, o pretende contar, seis historias distintas. Si, seis. Mediante un brillante pero insuficiente montaje y en menos de tres horas de cinta (que no es poco, pero para la cantidad de personajes y tramas es casi ridículo). Aún así, he de admitirlo, la película me ha gustado. Aquí os dejo a los mismísimos Wachowski presentando su peli, y ya sigo yo con el análisis.


Exacto, si, el trailer mola. Atentos al lío que merece la pena:

Por un lado, el abogado Adam Ewing viaja con Tom Hanks a bordo de un buque esclavista estadounidense, año 1849. ¿Hasta aquí todo bien? Seguimos. En 1936, un joven músico bisexual encuentra el diario de Ewing. El joven ha dejado a su novio para empezar a componer sus obras de la mano de otro músico filántropo y horrible. A pesar de haber abandonado a su novio, le escribe cartas a menudo. Estas cartas son encontradas en 1973 por Luisa Rey (Halle Berry) periodista de San Francisco que investiga una planta de energía nuclear . Allí conoce al Tom Hanks del s. XX, que es científico. ¿Todo bien? Pues seguimos.
Con ustedes el simpático Tom Hanks científico, 
con una Halle Berry periodista y un 
Hugh Grant magnate de la radiación.



En 2012, un editor londinense interpretado por el mismo actor que hacía de músico filántropo y horrible en 1936, hace una fortuna vendiendo el libro que ha escrito un nuevo Tom Hanks, que ahora es gangster. 

Además, Somni-451, una esclava rebelde de un restaurante de comida rápida en el Neo-Seul de 2144 planea una fuga al más puro estilo Blade Runner junto con un asiático salvador, que no es ni más ni menos que Adam Ewing, el abogado del buque de 1849 (Esta es la mejor de las tramas, la mas coherente y visualmente la más original). 

Y por si todo esto fuera poco, en el Hawaii postapocalíptico, Tom Hanks, que ahora es un pastor de cabras, conoce a la Halle Berry del futuro en el año "106 Después de la Caída". 


Con ustedes el ridículo Tom Hanks cabrero 
con una Halle Berry enviada
del futuro poniendo cara de susto.


Las historias se entrelazan y el montaje, lo mejor de la cinta, salta inteligentemente de una trama a otra con un ritmo increíble, especialmente en el último acto donde el pulso frenético recuerda mucho al de la primera Matrix. Al de Matrix. Prefiero no acordarme de que existen las otras dos.

Reconozcámoslo, la idea que plantea es muy atrayente. Todos estamos conectados a personas de otro tiempo. En el pasado y en el futuro hay réplicas de nosotros que vivirán de un modo u otro en función de las decisiones que tomemos. Esto mola mucho... Casi tanto como jugar a reconocer a los actores en las distintas épocas bajo   doscientas de capas de maquillaje. 



A partir de esta idea, vemos que; la dirección es razonablemente buena, las interpretaciones son aceptables y la fotografía destaca notablemente por la capacidad de ambientar numerosos y distintos lugares en épocas dispares, ¿Entonces por qué se hace tan pesada? ¿Por qué nunca llega ser creíble?



De una película que necesita de un  esquema de coordenadas para entender
quién es quién solo se puede decir una cosa: Muchos dólares en maquillaje.

Una buena idea no siempre da lugar a un buen guiónEs paradójico que en una película de saltos temporales no seamos capaces ni de conocer el pasado de los personajes, ni de entender sus objetivos futuros. . En ocasiones se pone on el tono pseudo-Terrence Malick y la cinta emana filosofía barata. En otras secuencias parecemos estar ante un thriller setentero que no pega demasiado y en las más absurdas se nos invita a reirnos de situaciones que lo único que dan es vergüenza ajena. Lo mejor, la trama ambientada en el Neo-Seul de 2144. Coherente y consecuente.

En lineas generales no se explicar por qué este divertimento pretencioso no me disgustó del todo y sigo pensando que es de valientes ponerse a rodar este tipo de historias. Se ha estrellado en la taquilla, vale, pero tiene toda la pinta de convertirse en un film de culto de aquí a unos años. Por lo atrayente de su argumento, por el espíritu cyberpunk que emana la mejor de sus historias y a pesar de sus obvias carencias narrativas.

miércoles, 27 de febrero de 2013

El Tercer Hombre (The Third Man)



La cosa hoy va de clasicazos. (sigue abajo, por exigencias de las normas áureas de la estética sofisticada y elegante).















Antes de nada, reproduce este video:



Bien, ahora que estás ambientado, ponte en situación. 

Eres un escritor americano de tres al cuarto. Te dedicas a escribir  novelas sobre el lejano oeste, una tras otra. Ninguna buena. Tu viejo amigo Harry, que vive en Viena, te promete que si le vas a visitar te dará en empleo. Y allí estás, en Viena, ciudad fría y repartida entre los vencedores de la guerra. Por suerte esa pegadiza melodía te acompaña a todos lados (¿quién iba a decir que una cítara es un instrumento, eh?) tataratata... tará tatá, tataratata... tará tatá. Vas a buscar a tu amigo, la única persona a la que conoces en un montón de kilómetros a la redonda, pero el portero de su edificio te comunica que ha muerto (aunque notas algo raro en lo que te cuenta) atropellado por un camión, pese al intento de socorro por parte dos  amigos, pero de esos ya veremos más adelante.


Este eres tú pensando "Pues ya que Harry ha muerto..."
Vas al funeral, donde unos policías británicos te insinúan que Harry Lime, tu querido Harry Lime, estaba metido en asuntos turbios, ¿cómo vas a permitir que se manche el buen nombre de tu amigo? Entonces empiezas a indagar y descubres que los amigos de Harry son una panda de personajes de lo más raro y que las historias que cuentan bailan bachata. Ah, también conoces a Anna, la novia de Harry, una auténtica monada (hay veces que es difícil no enamorarse de la novia de tu mejor amigo, aunque el cadáver aún no se haya enfriado).

Entre unas cosas y otras, descubres que la noche que Harry acabó bajo las ruedas de un camión, fue socorrido por alguien más aparte de los dos extraños amigos. Entonces es cuando ya confirmas el mal olor de toda la historia y piensas, pues ahora entiendo que la llamen "El tercer hombre".

Y hasta aquí puedo leer, que si no se me acusa de spoilear.

Me encanta esta peli, me encanta el cine negro. Me encantan los personajes, la ambientación (la ciudad preciosa, por cierto), cómo usa la cámara Carol Reed, la banda sonora y, por encima de todo, una de las mejores entradas para un personaje jamás hecha (o vista por mí, pero aún no conozco lo que desconozco). Pero eso sería un spoiler, así que lo dejo para cuando la hayáis visto.


Tataratata... tará tatá, tataratata... tará tatá, tataratata... tará tatá, tataratata... tará tatá

domingo, 24 de febrero de 2013

Las 25(mil) caras de Samuel L. Jackson

Polifacético, omnipresente y, sobre todas las cosas, carismático. Uno de los mayores comepantallas, de esos actores que, incluso haciendo un papel totalmente secundario, cuando aparece en plano, se lleva todo el protagonismo. Así es Samuel Leroy Jackson. En mi opinión uno de los grandes actores de las últimas décadas, al que hemos visto en decenas de papeles totalmente distintos. Estos son solo una muestra de su evolución por los años:


  • 1988. Coming to America (El Príncipe de Zamunda): Primer recuerdo, robó el McDonalds en el que trabajaba Eddie Murphy. "Who the fuck is this asshole?"




  • 1989. Do the Right Thing: En la tercera película de Spike Lee, se deja ver como el DJ de la radio local, Mr. Love Daddy. 






  • 1991. Jungle Fever: Vuelve a trabajar con Spike Lee, esta vez hace de yonki.




  • 1992. Patriot Games: Aquí se aleja del barrio para interpretar a un teniente del ejército de los EE.UU., no es su mejor película realmente.
  • 1993. Jurassic Park: En este clásico de la ciencia ficción aparece como ingeniero del parque, para morir al rato.




  • 1996. Time to kill: Más o menos por aquí empieza a obtener papeles de hombre maduro. Es el padre de la pequeña Tonya y asesino de sus violadores.

  • 1997. Jackie Brown: De nuevo junto a Tarantino, da vida a Ordell, un boss del gangsterismo.



  • 1998. The Negotiator: Encarna al mejor negociador del mundo mundial, que es falsamente acusado de asesinato y secuestra a un grupo de inocentes para ganar tiempo.

  • 1999. Star Wars. Ep.1. La amenaza fantasma: Para ser un poco más mítico, hace el papel de Mace Windu, el Caballero Jedi negro.



  • 2000. Shaft. The Return: Continuando con el asunto de mitificarse, da vida al detective negro más famoso de la historia, después de Superdetective en Los Ángeles, John Shaft en la secuela de la película de 1971.


  • 2001. Negocios sucios: Increiblemente, en 2001 no hizo nada destacable, así que pongo esta, pero por no dejar el año huérfano.



  • 2002. xXx: En esta ciclado-película, se mete en la piel de August Gibbons, jefe jefazo de una agencia gubernamental que dará trabajo al calvito Vin Diesel.
  • 2003. S.W.A.T.: El Sargento Dan "Hondo" Harrelson, ni más ni menos, el hombre que hace que los Hombres de Harrelson se llamen así. 


  • 2004. Kill Bill Vol.2: De nuevo con Tarantino, interpreta al organista que toca en la boda de "La Novia".



  • 2005. Coach Carter: Protagoniza la historia de un entrenador de baloncesto que, cargado de buenas intenciones, trata de enderezar a los indisciplinados jugadores de un equipo de instituto.


  • 2006. Serpientes en el avión: Es imposible no mencionar su papel estelar en este hito del cine moderno. Es el protagonista, encargado de que las serpientes que subieron de polizones en el avión paguen su billete.
  • 2007. Afro Samurai: Pone voz al personaje protagonista de esta miniserie ultraviolenta sobre un samurai peinado a lo afro.



  • 2008. Star Wars: The Clone Wars: Mace Windu (que ya interpretó en los Ep. 1, 2, y 3) vuelve convertido en vectores tridimensionales, a los que dará voz Samuel L. Jackson.
  • 2009. Madre e Hija: Interpreta también a Paul, importante abogado que deja preñada a Naomi Watts, aficionada como pocas a las pelis multihistoria como esta.


  • 2010. Iron Man 2: En esta, y en toda la saga, encarna a Nick Fury, el jefe del equipo S.H.I.E.L.D., una ultramoderna agencia de inteligencia.


  • 2011. Sunset Limited: Da vida al co-protagonsita, junto a Tommy Lee Jones, de esta película para TV, un ex-convicto arrepentido de sus pecados.


  • 2012. Django Unchained: Caracterizado como un anciano, interpreta a Stephen, el esclavo negro más racista de todo el territorio confederado.




Y estas son las 25(mil) caras de Samuel Leroy Jackson, y las que quedan.