miércoles, 30 de noviembre de 2011

Los chicos están bien.

Cine sencillo y tragicómico. Entrañable y divertido a ratos. Parece mentira y reconforta que aún triunfen películas de este tipo en Hollywood. En el mismo Hollywood de las ya monótonas explosiones que se resuelven con la heroica actuación del guapete de turno. En el mismo Hollywood de los clichés y los casi obligados giros de guión en la última secuencia. En el Hollywood del obligado 3D taquillero, de coca-cola y nachos con queso. (riquísimos nachos con queso por otro lado).

Pues bien, como decía, nos encontramos ante una comedia familiar amable y con un puntito agridulce. Podría cuestionársele el que , si no fuera por el valor sociocultural añadido que se le da a las historias que cuentan vidas de familias poco convencionales, la historia quedaría atada a un buen saco de tópicos cercanos a la telenovela, pero lo cierto es que funcionan.

Gratificante que sea verosimil narrando la cotidianidad de una pareja de lesbianas, ya que la comedia yanki, camuflada de tolerante, suele estar llena de gags homófobos absolutamente inverosímiles. Las interpretaciones son mas que brillantes. Ver a Mark Ruffalo en su papel de pseudo-guay independiente no tiene precio, aunque la que verdaderamente se sale es Annete Bening. 

El guión, sin ser sobresaliente, es muy adecuado. Se trata de una comedia ligera que cosechó mas nominaciones (4 a los Oscar en 2010 incluyendo mejor actriz y película) y premios (2 globos de Oro, Teddy del Festival de Berlin) de los que cabía esperar. En mi opinión, merece ser vista... casi tanto como Los bingueros con Pajares y Esteso. Eso si que eran tragicomedias.

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