El punto de partida: la Irlanda del Norte justo en el momento en el cual el IRA agonizaba y la paz se veía precedida por la violencia de los rencores y desacuerdos.
El jugo: Danny Flynn, un boxeador dentro y fuera del ring, sale de la cárcel catorce años después de participar en un atentado de la banda terrorista. A su regreso, intenta montar un gimnasio donde católicos y protestantes puedan aprender a boxear. Al mismo tiempo, su antigua novia volverá a su vida con todos los inconvenientes que ello trae. Maggie es hija del capo del IRA y su marido está cumpliendo condena. Esto chocará con el amor latente que se despierta catorce años después. Así mismo, el padre de Maggie, Joe, está negociando con el gobierno británico la paz a cambio de la amnistía de los presos (un tema que tenemos en la parrilla justamente) pero su socio Harry no está muy convencido del fin del conflicto.
Todos estos personajes y situaciones se entremezclan creando un clima de tensión donde hay espacio para una historia romántica más potente que en muchas de las películas que querrían serlo, y un debate moral sobre la violencia.
La historia de Danny se mezcla con el proceso de paz que lleva a cabo Joe y las dificultades que ello conlleva. El complicado clima del barrio controlado por Harry encuentra a antiguos amigos enfrentados y miradas que disparan balas en las esquinas, pero también gente con cordura en un mundo donde la violencia es el modo de vida. Como dice Danny: "no soy violento, pero este lugar me hace serlo".
Basada en la historia real del boxeador Barry McGuigan que resistió los golpes que sus antiguos compañeros le dieron por no esconderse. Como ya he comentado, Daniel Day-Lewis está fantastico, un papel a su medida, contenido, que dice todo con una mirada y capaz de soltar toda la rabia con un golpe de boxeo. Un papel solo para actores de la talla de Day-Lewis, que es capaz de aguantar el peso del filme el solo, igual que aguanta los golpes sobre el cuadrilatero. Emily Watson también compone un papel de altura dandole la réplica a su compañero. Los secundarios rallan a un nivel genial en especial Brian Cox y Gerald McSorley, que ofrecen unos líderes del IRA muy veraces y distintos entre sí.
La cámara de Sheridan filma con nervio durante todo el metraje pero quizás la pelicula adolece de ser un poco fría. La historia engancha y los actores hipnotizan pero le falta más artificio para imprimirse en la memoria. Quizás con ese artificio la historia se hubiese desvirtuado... ¿quién sabe? pero la película en general, es redonda y no queda más que decir que: sientense y dejense llevar por las calles de Belfast.
No hay comentarios:
Publicar un comentario