La película en sí, trata sobre un esclavo liberado que busca liberar a su esposa mientras que, por qué no, se venga de todo esclavista que encuentre en su camino. El primer actor pensado para el papel protagonista fue Will Smith, pero, pese a que también hubo ofrecimientos por parte de otros actores -como el de mi querido Idris Elba (Stringer Bell en The Wire), actorazo al que Tarantino rechazó por "ser un Brit", y él no quería un británico para hacer de negro sureño.- el elegido finalmente fue el conocido actor/cantante/cafetera/todoterreno Jamie Foxx.
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Samuel L. Jackson te observa. Es muy racista. |
No quiero decir que la última de Tarantino sea una película malísima, estamos sin duda ante una buena obra de cine, sí, pero a mi modo de verlo, decepcionante. Mi forma de verlo es que hay buen cine y mal cine (según gustos, claro, aunque es difícil que aquí reseñemos una película mala), y dentro del buen cine hay películas bien hechas y, por encima de ellas, grandes películas: el Gran Cine.

La intención en Django, por plantel de actores y por cómo se ha vendido, parecía un proyecto serio (dentro del estilo de Tarantino), una propuesta de renovación del western, adaptado a los tiempos y al nuevo espectador, pero capaz de apasionar también a los fans del género. Y esto, es lo que consiguió Clint Eastwood en 1992 con Sin Perdón. Es comparando ambas cintas cuando más me doy cuenta de que Sin Perdón es Gran Cine, y Django no pasa de ser una buena película.
La de Eastwood también es violenta, llena de adrenalina y políticamente incorrecta, sí, pero explota estos recursos para adornar una historia sencilla pero con empaque, que atrapa en el momento de verla, con un montón de escenas memorables, pero una vez termina el metraje deja un poso en el espectador. La de Tarantino, pese a tener unas cuantas escenas memorables y una fuerza visual que pocos aparte de él consiguen, carece de ese punto imperecedero que hace que las películas vayan más allá del momento en que las vemos. La historia, también sencilla, no tiene detrás apenas profundidad, una vez aparecen los créditos finales, la mayor parte de lo visto se diluye y me abandona, me he reído, he disfrutado y me he entretenido, pero eso es todo.
Lo que digo es que el cine, para llegar a ser grande, tiene que tener más contenido. Admiro el cuidado de la forma que consigue Tarantino, visualmente atrapa, el guión tiene momentos brillantes, pero todo esto no acaba de funcionar si no llegamos a ningún punto de profundidad, es como un politono frente a un concierto en vivo.
Para ir cerrando, en Django encontramos una película muy visual, bastante entretenida, con algunas situaciones tarantinescas de esas que no sabes si quedarte con la boca reir o vomitar, pero también nos encontramos con bastante pobreza en los diálogos, con una historia y unos personajes bastante planitos y, mención aparte, ciertas horteradas; horteradas más allá de lo que nos tiene acostumbrado Tarantino, horteradas como algunos temas de la banda sonora (a excepción del theme de la Django original al final) y hortera como Jamie Foxx haciendo trompos con un caballo (cosas de negros, supongo).
"Santi Mazarro, autor tambien de este blog está en desacuerdo con gran parte del contenido de esta crítica pero se le ha censurado cual primate. "
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