
No veáis que gusto darse una vuelta por todo el edificio, pudiendo tomar fotos. Si ya el vestíbulo es interesante de ver imaginaos poder entrar a las salas cuando no hay proyección. Empezamos dando una vuelta por la sala "pequeña", la Sala 2. Además del patio de butacas Juan Carlos tuvo la amabilidad de enseñarme la sala de proyección, un rinconcito a mi parecer lleno de proyectores y otros cachivaches desconocidos, pero que parece ser que todavía había más en la sala grande.
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Cine de verano |
Por una escalera de caracol que salía de la Sala 2 (la "pequeña") subimos al Cine de Verano. Esa tarde lluviosa de marzo lógicamente no estaba montado, pero la pinta era buena: un patio en el centro de Madrid, con una pantalla en la pared del fondo y su barecito para echarse unas cañas cuando el calor aprieta, suena a acierto.
Desde allí, cruzando por fuera del edificio, se accede a la sala de proyección grande, desde la que se proyecta en la Sala 1. En este cubículo (del tamaño de una habitación y media en realidad) me percaté de que, realmente, hay un montón de maneras de proyectar. Aparatos de todas las formas y colores por todas partes, desde el proyector de 35mm (un armatoste enorme) hasta el proyector digital vía disco duro, pasando por sistemas que nos suenan más, como el DVD, etc. En la Sala 1, debajo de donde me encontraba, estaban proyectando una de Juan Luis Galiardo (no recuerdo cual). Mientras Juan Carlos me comentaba que tenía pendiente de revisión Cinema Paradiso, , para una excursión de un grupo de un colegio que iba a pasar por allí en unos días. La verdad que si su objetivo es que los niños adoren su trabajo, esa peli es perfecta, y si es enganchar a los niños al cine, ¡más aún!
Antes de irme, en que terminó el pase que estaban dando, pude ver el que es quizás el lugar más espectacular del edificio, la Sala 1. Centro de actividad de lo que en su época de cine de reestrenos la gente apodaba "El Palacio de las Pipas", de la Sala 1 solo se puede decir que es grande, muy grande, y espectacular. Y, además, tuve la suerte de poder verla vacía y echar fotos como estas.
Venid, porque merece la pena.
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